El lunes quedamos temprano, nos vienen a buscar en una esquina determinada cerca del centro y ya vamos hablando sobre lo que vamos a ver y lo que vamos a sufrir con ello; le tratamos de sonsacar alguna cosa a Evan y lo único que dice es que él se lo va a pasar bien… y posiblemente nosotros también… no sacamos nada en claro. Una vez en la esquina, no tarda mucho en llegar el coche a buscarnos y vamos en él hacia la editorial; allí nos esperan para grabar. Bajamos hasta la sala de grabaciones donde tienen un tatami adecuado y después de cambiarnos empezamos a calentar y empezamos a dilucidad lo que vamos a grabar; como siempre, Evan lo tiene en su cabeza y no nos dice nada salvo minutos antes, para evitar predisposiciones y que el efecto sea lo más real posible. Mientras preparan la cámara y la iluminación hay algo de distensión y bromas entre nosotros, hay quienes no nos hemos visto durante mucho tiempo y nos explicamos lo que podemos; prácticas que hemos hecho, descubrimientos, situaciones especiales, …

Empieza la grabación, todo sale a la primera, algo habitual en él, salvo alguna frase que hay que repetir, todo es bastante dinámico y rápido. Simplemente nos indica antes de grabar donde debemos ponernos y lo que nos pedirá; alguna vez indica lo que va a hacer y si ya lo sabemos, las caras no suelen ser de mucho agrado… la situación que vendrá no siempre es de agrado del que lo va a recibir., a parte, hay algunas reacciones que nos sacan más de una sonrisa, algunas por que ya sabemos lo que va a pasar, otras por ver la reacción del compañero.

Tomamos apuntes y entre secuencia y secuencia responde a nuestras preguntas para aclarar dudas sobre lo que muestra en el video, permitiéndonos entrar en detalles que no se ven en las grabaciones. Son momentos muy buenos. Al mediodía paramos para comer y seguir charlando, nos acompañan algunos miembros del equipo de la editorial y nos van preguntando sobre el tema marcial. Por la tarde la sesión que toca es la de las fotografías para posibles futuros libros y artículos para la revista; toca repetir las secuencias, pero más tranquilamente; tener el estómago lleno no ayuda mucho para hacer según que cosas y esta organización se agradece. Dado que las fotos no son muy programadas, algo de dolor y malestar se recibe. La sesión de la tarde nos sirve para repasar algunos conceptos y para que surjan nuevas dudas que tratamos de resolver o bien detrás de cámara o bien preguntando directamente a Evan Pantazi.

Esta cercanía en el método de enseñanza da un calor especial y una sensación de bienestar y seguridad que se agradece, a parte, nos sirve para tener material para practicar durante tiempo para poder profundizar bien en el arte del Kyusho.

En dos días grabamos 4 DVDs.